En diez minutos el autobús
estaría en la parada. Apresuré el paso. La lluvia que había caído durante la
noche había formado pequeños charcos a uno y otro lado de la vereda de cemento
que llevaba a la marquesina a través del parque. Pero nada se reflejaba en ellos.
El agua acumulada era una sopa ocre que no dejaba sospechar el auténtico color
de la tierra de los parterres.
Cuando finalmente llegué a la
parada, había tres personas esperando.Si te ha interesado este fragmento y te gustaría leer más, visita Amazon (.com/.co.uk/.es), Barnes and Noble, AuthorHouse, Blackwell's, eBookMall, Powell's, Bücher, Scribd, etc.
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