El tractor cortacésped era de
última generación. Era una máquina rápida y ruidosa con un asiento ergonómico
en el centro, dos palancas y dos pedales distribuidos a ambos lados del
asiento. Avanzaba con pulcritud sobre las suaves sinuosidades del jardín,
cortaba todo lo que hallaba a su paso y luego, para acallar remordimientos,
engullía el producto de su fechoría y lo vaciaba en tres sacas que portaba
escondidas bajo el asiento. Más que controlar el cortacésped, el jardinero se
dejaba llevar por él. Su mirada rara vez se levantaba más allá de unos metros
por delante. Lo justo para respetar los bordillos y para no chocar con ningún
árbol. En sus oídos, unos auriculares insignificantes combatían a su manera la
estridencia del motor.
Treinta y tres...
Treinta y tres maneras de ver la vida (o treinta y tres opciones para no verla).
Del cielo llovieron colores, de P.T. Debonair (Pere Gallardo-Torrano), es una colección de treinta y tres relatos breves cuyos personajes transitan por el mundo de puntillas, como para no ofender con su existencia. Su viaje es fugaz, pero intenso. En su deambular, algunos encuentran paisajes inesperados, otros descubren mundos interiores, otros, en fin, creen recordar tiempos mejores. Todos, sin embargo, aspiran a olvidar sueños grises y pugnan por proyectar en el futuro sus deseos en color.
jueves, 20 de febrero de 2014
Eterno retorno
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