Tras rebuscar infructuosamente
en todos sus bolsillos, Julia aceptó la realidad. Había ido a la biblioteca sin
nada con que escribir. Ni un lápiz, ni un bolígrafo. Nada. Se había dejado el
estuche sobre la mesa de la cocina. Naturalmente, podía pedir un bolígrafo a
alguna otra estudiante, o incluso al bibliotecario, pero se lo impedía su
timidez enfermiza. Era la misma timidez que le impedía saludar a sus compañeros
de clase cuando los veía paseando en grupos por la calle. La misma timidez que
le impedía dar la mano a los conocidos de la familia. La misma timidez que
arruinaba la mayoría de sus actos cuando había implicado alguien más.
Treinta y tres...
Treinta y tres maneras de ver la vida (o treinta y tres opciones para no verla).
Del cielo llovieron colores, de P.T. Debonair (Pere Gallardo-Torrano), es una colección de treinta y tres relatos breves cuyos personajes transitan por el mundo de puntillas, como para no ofender con su existencia. Su viaje es fugaz, pero intenso. En su deambular, algunos encuentran paisajes inesperados, otros descubren mundos interiores, otros, en fin, creen recordar tiempos mejores. Todos, sin embargo, aspiran a olvidar sueños grises y pugnan por proyectar en el futuro sus deseos en color.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Cita a ciegas
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